Meditar es crear un estado mental de Consciencia en sintonía con el Infinito.
Los pensamientos distractores se esfuman y la mente se desliza hacia una dimensión distinta, donde la Verdad del tema de la meditación se ve directamente, o se siente, o se escucha internamente.
También, como he señalado en una nota anterior, a través de la Meditación podemos rectificar nuestro karma irredento y modificar nuestros defectos.
Pero otra función, igualmente valiosa, es la posibilidad que nos ofrece para redirigir o redireccionar energía hacia cualquier ser que necesita sanar su cuerpo físico, emocional o mental.
En el caso de seres humanos en pleno uso de su consciencia, es preferible tener de antemano su anuencia para realizar la práctica.
Por lo general, cuando una persona medita por otra, la tendencia es a intentar hacer todo lo posible para evitarle o suprimirle el dolor y el sufrimiento, sin tener en cuenta que fue su alma la que eligió pasar por semejante experiencia o enfermedad como medio de aprendizaje y despertador de consciencia. De acuerdo a esto, no aceptar ni respetar su enfermedad, dolor o sufrimiento sería interferir en el karma del enfermo, acto de gravísimas consecuencias tanto para él como para quien medita.
Lo primero que debemos hacer, es sentarnos cómodos en un lugar tranquilo, con la espalda recta y respirar por nariz al diafragma, hasta entrar en un estado de profunda relajación, con total equilibrio de nuestras emociones, sin nerviosismo o ansiedad, y desapegarnos de los resultados, ya que ocurrirá lo que deba ocurrir, o sea, lo que sea mejor para la persona enferma, siempre y cuando no interfiramos como lo expresé anteriormente.
Cuando llegamos a un buen punto de concentración, visualizamos nuestro cuerpo y un haz de energía blanca dorada que ingresa por nuestro chakra corona por un tubo desde el Universo (tubo pránico).
Esta energía baja por nuestro cuerpo y sale por nuestro plexo solar hasta penetrar en el plexo solar de la persona por quien estemos meditando. El plexo de la otra persona será el que distribuya la energía recibida según su necesidad, no dirijan ustedes la energía hacia ninguna otra parte del cuerpo u órgano, si no estarían interfiriendo una vez más en su Karma personal.
Podemos acompañar el trabajo visual interno recitando mantras, oraciones o afirmaciones curativas.
